Moldeando espacios, pintando emociones: Explorando el impacto de la temperatura del color, IRC, y la iluminación LED en el diseño.

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El espectro de la luz: Comprendiendo la temperatura del color

Debemos empezar por comprender este concepto. La temperatura del color no es más que un sistema que utiliza valores numéricos para medir las características del color de una fuente de luz, en un espectro que tiene en un extremo colores cálidos y en el otro los fríos. Estos valores son medidos en grados Kelvin (K), donde los valores más altos hacen referencia a tonos fríos, como el azul, y los más bajos a tonos cálidos, como el amarillo.

Desmitificando el IRC: Revelando la importancia del índice de reproducción cromática

El IRC mide la habilidad de una fuente de luz para revelar el color de los objetos en contraste a una fuente de luz natural. En otras palabras, es la medida de la luz con relación a cómo afecta la apariencia del color. En este caso se utiliza una escala de 0 a 100, donde el puntaje dependerá de que tan acertada es la fuente de luz para producir una iluminación que iguale una fuente de luz natural, como el sol.

Revisar la escala de IRC de la iluminación nos permite asegurar entornos brillantes, claros y llenos de colores perfectos.

Iluminación LED: Una paleta de posibilidades.

La iluminación con diodos de emisión de luz, o LED (por sus siglas en inglés) es hasta un 90% más eficiente que la antigua bombilla incandescente. Generando iluminación a través de una corriente energética que alimenta un microchip, es una tecnología que ha democratizado la fabricación y manipulación de la iluminación. Su extensa vida útil y versatilidad en cuanto a temperatura del color y RGB, nos ha permitido dinamizar los espacios como nunca había sido posible.

Cálido vs frío: Escogiendo la temperatura correcta para cada espacio.

Entender las propiedades de las diferentes temperaturas resulta muy importante al momento de escoger la iluminación para nuestros espacios, pues está demostrado que los tonos cálidos (2000k – 3000k) generan relajación y reducen el estrés, ya que el cerebro los percibe como un signo de inactividad y ocio. Esta es una de las razones por las cuales solemos encontrar este tipo de iluminación en restaurantes, ya que se promueve el descanso, así como la socialización. Aun así, la prolongada exposición a estos tonos puede resultar en fatiga y bajos niveles de energía, por lo que no han de ser usados en todos los escenarios.

Por otro lado, los tonos fríos (6000k – 8000k) por su naturaleza brillante e intensa son una clara señal para el cerebro de que es momento de trabajar, volviéndonos más alertas y energéticos. Lo que explica su uso en entornos laborales o donde se requiere de máxima atención, como hospitales, fábricas, universidades, incluso escenarios deportivos. Del mismo modo que la iluminación cálida, también acarrea unas desventajas. En este caso encontramos que la prolongada exposición a tonalidades frías (especialmente azules) pueden desatar la generación de hormonas como el cortisol (la hormona responsable de causar estrés).

Creando atmosferas: La iluminación LED en el diseño de interiores.

Para este punto, ya comprendemos la incidencia emocional de la temperatura del color, así como el impacto en la percepción de los espacios que tiene el IRC de nuestra iluminación. Es por esto que el diseño lumínico se ha convertido en uno de los primeros pasos a considerar al momento de diseñar o re-modelar un espacio.

Con solo comprender estos dos conceptos podemos tomar decisiones informadas cuando accedemos a un producto de iluminación y llegar así a nuestro objetivo de productividad y diseño.

Eficiencia y sostenibilidad: Las ventajas del LED.

Manejando estándares de eficiencia de hasta 180lm/w, es decir, 180 lúmenes producidos por cada vatio consumido, esta alternativa nos permite generar la misma cantidad de iluminación con un 60% – 70% de la energía que requerirían otras tecnologías. Logrando así la reducción de consumo energético, alienándose con las practicas actuales de diseño ambientalmente responsable.

Soluciones inteligentes de iluminación: Potenciando el control y la flexibilidad.

La llegada de la cuarta revolución industrial y la evolución de elementos conectados al internet (IoT) ha sido el complemento perfecto para la flexibilidad que proveen los sistemas de iluminación LED. Luminarias que proveen opciones de blancos dinámicos (la habilidad de variar en múltiples temperaturas de color) y RGB (multicolor), cobran vida cuando se acompañan de software o controladores que nos permiten su manipulación en tiempo real. Con esto, ya no estamos limitados a la decisión que tomamos al momento de comprar nuestra iluminación, sino que podemos alterarla como nos plazca y cuantas veces queramos. Dándonos así control total sobre nuestros espacios, en todo momento.

Conclusión: Pintando con luz en un mundo moderno.

La iluminación LED ha sido sin duda una de las más grandes invenciones del último siglo. Su maleabilidad y eficiencia han abierto un mundo de posibilidades que hasta hoy seguimos explorando. Considerar permanentemente la temperatura del color y el IRC asegura que nuestros diseños cumplan con las expectativas planteadas y generemos entornos agradables.

Indudablemente asesorarnos por profesionales de la iluminación continúa siendo la mejor alternativa al momento de abordar un proyecto donde no queremos incurrir en sobre costos o desperdicios energéticos. Sin embargo, también contamos ahora con una gran oferta de productos inteligentes donde sus atributos de personalización nos permiten dar el paso a esta tecnología, sin miedo a equivocarnos.

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Temperatura de color, IRC, iluminación LED

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